viernes, 24 de diciembre de 2010

martes, 31 de agosto de 2010

De la Epístola a los Romanos: Cap. 5:3-5

Romanos 5: 3-5 − Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Para producir paciencia: tribulación; para vencer en la prueba: paciencia. Estos son necesarios para lograr el propósito de la prueba que es crecer en esperanza, y la esperanza no avergüenza… Cuando hemos sido tratados por la tribulación aprendemos paciencia. Al aprender la paciencia entendemos que las pruebas son necesarias, a fin de que las mismas sean halladas en alabanza, gloria y honra cuando venga el Señor Jesucristo (1 Pedro 1: 6,7). Y cuando la prueba cumple su cometido nuestra esperanza se habrá incrementado grandemente; la seguridad, la convicción de quién es Cristo Jesús se dejará palpar en muestras vidas.

Señor, gracias por las tantas tribulaciones; gracias porque entendí que ellas fueron herramientas en tus manos para hacer crecer mi fe; para hacer que tú crecieras en mí mientras yo menguaba. Gracias Señor, porque soy testigo de que la prueba produce paciencia: paciencia para descansar y reposar en ti; paciencia para saber cuándo debo actuar o simplemente dejar el asunto en tus manos y esperar en ti.
Gracias porque hoy tengo esperanza: esperanza de verte cara a cara; esperanza de oírte; esperanza de estar contigo por toda la eternidad. Gracias Señor, porque le diste sentido, significado y dirección a mi vida. Gracias porque hoy tengo razones para vivir, y razones para morir. Gracias porque has eliminado muchos de mis miedos, angustias y temores y me has dado paciencia, esperanza y amor. Gracias, mil gracias mi Señor.

domingo, 1 de agosto de 2010

De la Epístola a los Romanos: Cap. 5:1

Romanos 5: 1 – Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Este verso explica el gozo, la paz, la alegría que envuelven al recién nacido del Espíritu. El peso del pecado, de la culpa, de la condenación es agobiante, y al ser justificados, al ser declarados limpios de pecado, libres de la culpa y condenación, el gozo irrumpe llenando todo nuestro ser. En aquella primera experiencia no sabíamos, no entendíamos lo que nos estaba ocurriendo, pero definitivamente disfrutábamos del producto de la justificación.

¿Cuántos hay en nuestras iglesias evangélicas que nunca experimentaron esta justificación? ¿Nos sorprendería saber que hay muchos “calentando sillas”, pero que no han nacido de nuevo? Ciertamente muchos se sorprenderían, y más, al conocer que el número de lo que caen en este renglón, es grande.

Conforme avanzamos en la vida cristiana viviremos a diario esta declaración del apóstol Pablo –instrumento del Espíritu Santo de Dios.

Cuando pecamos contra Dios y el prójimo, por palabras, hechos o pensamientos, perdemos la paz; y es entonces cuando debemos –con urgencia notoria– tirarnos a los pies del aquel que dijo: “Vengan luego y estemos a cuenta...” (Isaías 1:18). Para recuperar la paz de Dios en el corazón debemos confesar nuestros pecados, y Él que es fiel y justo, está dispuesto a perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1: 9). La consecuencia será nuevamente la paz y el gozo en el corazón.

Oremos: Gracias Señor, por habernos justificado. Gracias por la paz que sobrepasa todo entendimiento y que nunca la hubiéramos tenido sin ti (Filipenses 4:7). Gracias por la fe, esa medida que has dado a cada uno de nosotros (Romanos 12: 3b), tú que eres el autor y el consumador de la fe (Hebreos 12: 2).

viernes, 30 de julio de 2010

Del libro de Apocalipsis: Cap. 13:16-18

Apocalipsis 13: 16-18 – Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.

Para los creyentes cristianos de los primeros siglos después de la institución de la iglesia de Jesucristo por el mismo Señor, el significado de estos versos caerían en la categoría de textos oscuros, es decir, los de difícil interpretación; no así para nosotros los creyentes del siglo XXI, pues conforme pasan los días y mayores son los logros de la ciencia, más claros se nos hacen.

El día 28 de julio pasado Suecia anuncia que está considerando eliminar el dinero en efectivo. Las razones aducidas para esta acción son buenas, lógicas y sensatas, humanamente hablando.

Al eliminar el efectivo disminuirán los robos (¿Y cuando los robos físicos cesen, allí es donde entran en escena los ladrones del ciberespacio?). Los bancos ahorrarán mucho (y ganarán por el nuevo y obligatorio servicio a la población) y todos vivirán "felices para siempre".

Otro punto inquietante sería la pérdida de la privacidad. Al eliminarse el efectivo todas las transacciones serían "on line" dejando cada usuario tras de sí el registro de todos sus pagos y compras. ¿Qué sucedería en aquellos países donde el cristianismo es considerado fuera de la ley? Se acabarían las donaciones, y la extensión del Reino de Dios se dificultaría grandemente.

Estas digresiones son solamente para que no perdamos de vista que todo lo que está escrito en la Biblia tendrá cumplimiento: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mateo 24: 35) dijo Jesucristo. Las señales del fin se están delineando en los aires, a la vista de todos, cada día con mayor celeridad. Todo lo que está sucediendo en el mundo nos lleva a una sola conclusión: la venida de Jesucristo está a las puertas.

Todavía Dios puede ser hallado, todavía en nuestros países latinoamericanos podemos anunciar las buenas nuevas de la salvación en Cristo Jesús. Sin embargo, no durmamos sobre nuestros laureles, seamos sobrios y velemos, pues países que fueron cuna del evangelio de Cristo hoy han rechazado y renegado de todo lo que recuerde a Dios.

Mientras tengamos oportunidad, mientras el "sello" (el chip) no haya sido implantado en las manos o frentes, anunciemos a Cristo. Todavía nos queda algo de la luz del día; seamos las cuerdas humanas que conduzcan a los hombres sin Dios al encuentro del único y verdadero Señor, Jesucristo el Unigénito de Dios Padre.

viernes, 16 de julio de 2010

De la Primera Epístola a los Corintios: Cap. 15:34

1 Corintios 15: 34 – Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.

Estas fueron palabras del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto cuando la reconvenía sobre algunos asuntos doctrinales. No obstante, el mandato y la declaración del apóstol todavía se siguen aplicando hoy, siglo XXI.

“Velad debidamente, y no pequéis...” Velar... ¿Se puede velar indebidamente? Ciertamente, tal como el atalaya en una torre que vigila el acceso a su fortaleza mirando a la derecha y a la izquierda, pero descuidando su retaguardia. Sí, se puede velar indebidamente, de allí la ordenanza “velad debidamente”; y la razón de ello es sencilla “para que no pequéis”.

¿Alguna vez has considerado que cada vez que pecamos contra Dios –ya sea por pensamientos, palabras, obras u omisiones– se debió a nuestro indebido velar? Aprendamos a velar debidamente para que nuestra conducta, vocabulario, decisiones estén fundamentadas y respaldadas en y por la Palabra de Dios. ¿Y cómo lo lograremos? En la medida que hagamos de la Palabra de Dios nuestra norma de fe y conducta. ¿Tendremos dificultades al proceder de esta forma? Obviamente, pues no es en vano que las Escrituras afirman: “… todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…” (2 Timoteo 3: 12).

“Porque algunos no conocen a Dios…” Esta fue una realidad en los días de Pablo y continúa siéndole en la actualidad. ¡Cuántos hay en nuestras iglesias que conocen de Dios, pero no conocen a Dios! Tito, en su epístola, capítulo 1 y verso 16, escribió: “Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan…” No se es cristiano por lo que decimos o sabemos de Dios, sino de cuánto vivimos para Dios.

Hoy más que nunca, frente a un mundo altamente disoluto, es menester conocer a Dios. ¿Cuánto conoces a Dios? Conoces a Dios en la misma proporción en que le obedeces y honras. Este conocimiento es progresivo y nunca cesará. Aún el apóstol Pablo en sus días finales escribió: “Y ciertamente aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús... y ser hallado en él... a fin de conocerle...” (Filipenses 3: 8-10).

Debemos anhelar conocerlo, debemos anhelar más y más de Él. Conocer a Dios implica sinceridad, lealtad y permanencia. Lo dijo el Señor: “Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová” (Oseas 2:20).

viernes, 9 de julio de 2010

Del libro de Ezequiel: Cap. 35:1-15

Ezequiel 35: 1-15 – Vino a mí palabra de Jehová, diciendo... He aquí yo estoy contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desierto y en soledad. A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová. Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo... Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y tomaré posesión de ellas; estando allí Jehová; por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, yo haré conforme a tu ira, y conforme a tu celo con que procediste, a causa de tus enemistades con ellos; y seré conocido en ellos, cuando te juzgue. Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruidos son, nos han sido dados para que los devoremos. Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí... Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová.

Muchas fueron las naciones que se alegraron con la caída de Jerusalén. Y si bien la desgracia de Judá fue juicio enviado por Dios, al Señor lo le agradó la burla de las naciones contra los suyos. Por esta causa viene retribución a las naciones opresoras.

En conclusión, no hagamos lo mismo hacia los hijos de Dios que estén bajo “desgracia”. Si fue el Señor quien la propinó, no seamos hallados “alegrándonos” con las calamidades ajenas. Seamos como los profetas Jeremías y Ezequiel: antes del juicio sus palabras eran duras; palabras con un fuerte llamado al arrepentimiento y al volver a las sendas antiguas. Después del juicio, sus palabras se vuelven palabras de ánimo y restauración.

sábado, 3 de julio de 2010

Del libro de Juan: Cap. 15:18-21

Juan 15: 18-21 – Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.

Cuantas veces nos lamentamos de que no somos tomados en cuenta, de que el mundo va de mal a peor, de inmoral a amoral. ¿Nos sorprendemos del aborrecimiento que nos prodigan cuando rechazamos los “valores” del mundo? ¿Cuándo llamamos a lo malo, malo; mientras el mundo lo llama bueno?

Si nos suceden estas cosas y nos desanimamos, o si la inconformidad y la impotencia llenan nuestros corazones, solo hay una causa para ello: estamos desconociendo lo dicho por el Señor Jesucristo. Si a Él, el Hijo de Dios, lo rechazaron, ¿qué nos espera a nosotros?

Sin embargo, en medio de los más desesperantes entornos, aún resuena en los aires las palabras del Maestro: “Si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”. Por lo tanto, no nos cansemos de anunciar el Salvador, oigan o dejen de oír, pues después de todo, aun cuando nos rechacen, muchos recibirán nuestro mensaje de salvación en Cristo.

¡Cristo, el Camino, la Verdad y la Vida!

miércoles, 30 de junio de 2010

Del libro de Juan: Cap. 12: 42,43

Juan 12: 42, 43 – Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

Por las grandes señales que hizo Jesús “muchos creyeron el él”. Aun entre los gobernantes hubo personas que creyeron en el Señor. No obstante, a pesar de que creían no osaban admitirlo públicamente. El temor de ir en contra de los fariseos, los que dominaban en las sinagogas, los mantenía atados y sin libertad. Preferían ser bien vistos por los hombres antes de confesar que creían en Jesucristo. Creer en el Mesías era ir en contra de la corriente preponderante; era ir en contra de lo políticamente correcto; era ir en contra de los intelectuales y sabios de la época.

Y hoy día leyendo los evangelios podemos pensar e inquirir muy adentro: “Oh, esa gente era terrible; ¿cómo negaban al Señor de esa manera?” Sin embargo, ¿no hacemos nosotros lo mismo? ¿No nos hemos avergonzado de declarar que somos cristianos evangélicos en algunas ocasiones? ¿No hemos preferido –por escogencia propia– pasar desapercibidos en muchos sitios? ¿No hemos dado más importancia y significado a lo que los hombres piensen de nosotros, poniendo al Señor en segundo lugar?

Si hemos caído en estos patrones de conducta, hay una sola causa y respuesta para dichas acciones: “Amamos más la gloria de los hombres que la gloria de Dios”.

Contra hechos no hay argumentos que prevalezcan; hemos fallado, hemos preferido lo temporal antes que lo imperecedero. Es tiempo de reconocer nuestro pecado, pedir perdón y seguir adelante con un corazón dispuesto y comprometido con Cristo para no caer nuevamente en estos comportamientos.

El mismo Señor Jesucristo también dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” – Mateo 10: 32, 33.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Del libro de Génesis: Cap.3:10

Génesis 3: 10 – Y él (Adán) respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

Señor, en muchas ocasiones al pecar contra ti vemos nuestra desnudez y nos escondemos. Cuan fácil es “escondernos de ti”… ¡como si eso fuera posible!

También sucede que, a veces, no sabíamos de esa “desnudez” en nosotros, y al enfrentarnos a esa realidad, el hecho nos golpea tanto, que para no hacerle frente (eso sería admitir que no somos lo que creíamos ser) nos escondemos de ti.

Ayúdanos Señor, a nunca escondernos de ti; que podamos (con tu gracia y tu luz) enfrentar nuestra realidad (carne... carne... carne... ) y que en lugar de huir de tu presencia rápidamente nos postremos a tus pies.

lunes, 24 de mayo de 2010

Del libro de Daniel: Cap.4:29-37

Daniel 4: 29-37 – Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el domino en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.

Nabucodonosor se atribuye a sí mismo su grandeza y poderío. En el punto álgido de su soberbia, juicio de Dios viene sobre él y se vuelve una bestia. Solo cuando, en medio de su locura, levanta los ojos al Dios de los cielos, su razón le es devuelta y el reino vuelve a él. Después de eso Nabucodonosor reconoce la mano del Señor sobre todo lo creado.

La soberbia nos embrutece. A mayor soberbia más irracionales se vuelven nuestras acciones y reacciones. Detrás de todo grande y horrible pecado está la soberbia. Nuestro proceder en incontables ocasiones ha perdido todo trazo de racionalidad y se muestra en acciones incoherentes.

¿Por qué los grandes estafadores de cuello blanco han despojado a tantos individuos, muchos de ellos hombres y mujeres sumamente preparados, académicamente hablando? Ambos grupos, embaucadores y embaucados, movidos por la codicia usaron sus capacidades y aptitudes para encumbrarse en las alturas del gran monte del prestigio humano.

¿Por qué un hombre mata a su mujer en un paroxismo de celos? La soberbia que mora en él y lo impulsa grita: “Si no es para mí no será para nadie más”.¿Por qué nos endeudamos tanto, y con nuestras propias manos nos ahorcamos con la soga de la desesperación producto de ingentes cuentas no pagadas? Nuevamente, la soberbia es la fuerza propulsora.

No esperemos volvernos cada día más “animales” (entiéndase irracionales) para entonces levantar los ojos al Dios de los cielos y rendirnos a Él. Ahora es el tiempo de reconocer nuestro pecado de soberbia, y humillados, postrarnos ante aquel que es poderoso para transformarnos, convirtiéndonos de hombres y mujeres altivos a hombres y mujeres humildes de corazón. En consecuencia, no seremos vistos de lejos por nuestro Dios, sino que tendremos su gracia sobre nuestras vidas.

Santiago 4:6 – Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Salmo 138: 6 – Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap.15:19-21

Jeremías 15: 19-21 – Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. 20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.

En este sábado, 22 de mayo, al comentar el texto arriba pienso en todas las personas que lo podrán leer y que lo recibirán como un alimento venido de la “mesa” del Señor. No obstante, lo dedico a una persona muy especial, quien sabrá que es para ella al leerlo, a fin de que reciba todo lo que nuestro Padre celestial tiene para su persona hoy.

Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás… Si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca… (RV60). Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz (NVI).

Estas palabras de Dios al profeta vienen después de las quejas de Jeremías por las situaciones estresantes que vivía. Viendo el entorno del escritor bíblico, similar a situaciones que pudimos o podamos vivir (viéndolas en su justa dimensión), lo dicho por el Señor al profeta se aplica a nosotros igualmente.

Cuando nuestro entorno se vuelve estrecho, difícil, angustiándonos al extremo; cuando el desánimo golpea con toda fuerza nuestras endebles emociones; cuando tristeza y auto compasión se acercan como “hadas benefactoras” "condoliéndose" de nosotros, en este mismo instante viene la palabra de vida:

“Si reconoces como barbaridades y locura lo que estás pensando y diciendo, yo te restauro, te sano. Si escoges hablar mi Palabra y no tus pensamientos, si escoges creer en mí y no en tus sentimientos, yo te usaré como mi portavoz. Haré de ti mi mensajero, no solo por el simple conocimiento teórico que despliegues, sino por el conocimiento vivencial, producto de una vida totalmente rendida a mí”, dice el Señor.

Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos... (RV60). Que ellos se vuelvan hacia ti, pero tú no te vuelvas hacia ellos (NVI). ¿Qué significan estas palabras para ti? Nuevamente es el Señor hablándote:

“Cuando otros te hieran, perdónalos y ámalos. Cuando otros te menosprecien y rechacen, acéptalos y míralos como son –desventurados, miserables, pobres, ciegos, desnudos”, porque si fueran bienaventurados, dichosos, ricos, no ciegos, bien vestidos no harían lo que hacen. Por lo tanto, regocíjate y gózate en tu Dios que ha hecho de ti una persona bienaventurada y realizada; que ha derramado de sus riquezas sobre ti; que abrió tus ojos y hoy puedes ver más allá de lo presente, de lo perecedero; que te ha vestido "con vestiduras de salvación y te rodeó de manto de justicia" (Isaías 61:10).

En medio de terribles situaciones adversas el Señor una vez más se dirige a ti diciendo: Pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová... Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes (RV60). Te libraré del poder de los malvados;¡te rescataré de las garras de los violentos! (NVI).

A ti que has puesto tu confianza en el Dios de todo lo creado y existente, el Señor dice: “Nunca te he prometido escenarios perfectos; nunca te prometí una vida sin contrariedades; nunca te prometí un lecho de rosas. Lo que te he prometido y lo mantengo es que mi paz estará en ti y que en mi eres más que vencedora porque nada podrá alejarte de mi amor”.

Y no contento con lo dicho, el Señor prosigue: “Pelearán contra ti, intentarán destruirte, pero no lo podrán hacer porque yo estoy contigo y te guardo y te defiendo. Yo soy el que te libro y te libraré de los malos y de los violentos, porque he puesto mi amor en ti y mía eres".

Muchos te podrán fallar, te podrán engañar, no así nuestro Señor Jesucristo, Él es fiel y verdadero y cumplirá toda palabra salida de su boca. Así que no estés triste, alégrate y gózate en el Dios de tu salvación. Él es tu socorro, tu pronto auxilio en la tribulación, el que nunca falla ni llega tarde. Gózate en tu Dios Cristo Jesús Señor nuestro.

viernes, 21 de mayo de 2010

Del libro de Ezequiel: Cap. 16: 49

Ezequiel 16: 49 – He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.

En este pasaje vemos al Señor advirtiendo a Judá (el Reino del Sur) y comparándolo con Samaria (que en aquel momento ya había caído ante los asirios) y con Sodoma. El Señor pone a Judá entre Samaria (antigua capital del Reino del Norte) y Sodoma (Y tu hermana mayor es Samaria... y tu hermana menor es Sodoma... Ezequiel 16:46).
Seguidamente viene el desenlace, mostrando las aborrecibles acciones realizadas por Sodoma, e igualmente Judá y Samaria.

Lo que tuvieron en exceso: Soberbia, saciedad de pan, abundancia de ociosidad.
Lo que no hicieron: Fortalecer la mano del afligido, fortalecer la mano del menesteroso.
Cuando leo este pasaje no puedo dejar de compararlo con las condiciones actuales del mundo secular y del mundo cristiano (en el mundo occidental).

Si sinceramente nos examinásemos a nosotros mismos, más nos daríamos cuenta de nuestra gran soberbia. La soberbia hoy día se ampara bajo distintos epítetos –auto estima, amor propio, dignidad, éxito, superación–, y con la utilización de estos vocablos ya no nos vemos orgullosos, vanidosos, presuntuosos, fatuos.
No obstante, gracias doy a nuestro Dios que es especialista en quitarnos las vendas de los ojos y hacernos ver tal y como somos, a fin de que le permitamos que nos limpie y cambie.

En un mundo tan globalizado, donde nos vemos y nos creemos superiores a los naturales de países más pobres (y hasta de individuos de otras ciudades o barrios); con abundancia de pan en nuestras mesas, y un aumento desmedido en el campo del entretenimiento, ¿qué nos puede diferenciar de los habitantes de Sodoma? El Señor lo dice: debemos fortalecer la mano del afligido, debemos fortalecer la mano del menesteroso.

Puedo pensar en dos tipos de personas que caen en estas categorías: el afligido – aquel que tiene el corazón partido en mil pedazos por diferentes razones;el menesteroso – aquel que le falta casi todo. Nuestro mundo, secular y eclesiástico, cuenta con innumerables personas en estas condiciones. ¿Qué hacemos por ellas? ¿El cuidar y defender nuestro “reinito” a capa y espada no nos deja ver las necesidades de los demás? ¿Todo se resume a nosotros y a nuestras “necesidades”? ¿Y qué de los que nos rodean? ¿No estamos aquí en este mundo para extender el Reino de Dios? ¿Para dar a conocer el amor de Cristo?

Despertemos, hijos de Dios, antes que se nos haga demasiado tarde. Este es el tiempo de soltar y renunciar a nuestra soberbia (la que nos lleva a vivir en el continuo “yo primero, yo segundo, yo tercero”); es el tiempo de dar más y recibir menos; es el tiempo de invertir nuestro tiempo en el Señor y su obra antes que en nuestros infinitos entretenimientos. ¡Es el tiempo de anunciar que nuestro Dios viene y su recompensa con Él para dar a cada uno conforme a sus obras!

lunes, 17 de mayo de 2010

Del libro de Ezequiel: Cap.12:1,2

Ezequiel 12: 1,2 –Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde.

¡Interesante, muy interesante esta declaración del Señor! Podemos inferir del pasaje que la rebeldía nos hace ciegos y sordos a los asuntos de Dios.
El Salmo 68:6 dice: “...los rebeldes habitan en tierra seca”
Jeremías 3:22 registra: “Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones..."
Oseas 14:9 declara: “¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos”.

Moraleja: dejemos la rebeldía y aborrezcámosla, pues la misma nos separa y aleja de Dios.

jueves, 13 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap.29:11-13;48:10

Jeremías 29: 11-13 – Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Aún en las mayores crisis, para los que aman a Dios y para aquellos que no lo aman tanto, si Dios envía mensajeros en contra nuestra (en una aparente contradicción a nuestros ojos) es para lograr un propósito ulterior. El juicio de Dios sobre los suyos es para atraerlos a Él.

Lo más terrible e innominable que nos pudiera ocurrir sería perder “esta salvación tan grande” (Hebreos 2:3), estar separados de Dios para siempre, de allí los diferentes tratos del Señor hacia los hombres. El pensamiento de Dios hacia nosotros nunca es pensamiento de mal sino de bien. ¿Podemos creerlo y aceptarlo, no importando nuestras circunstancias?


Jeremías 48: 10 – Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.

Contéstate:
¿Cómo haces la obra de Dios? ¿Eres diligente o apático? ¿Pones empeño en lo que haces para Dios, o lo tomas como si no fuera casi nada? ¿Termina lo que empezaste para Dios o te cansas o te aburres y sueltas todo?

Estas son preguntas que cada hijo de Dios las deberá contestar; y mejor es que la contestemos mientras todavía estamos en este cuerpo de carne, para que podamos rectificar nuestros actos y conductas.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 23: 21, 32

Jeremías 23: 21,22,31,32 – No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. 22 Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras. 31 Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová.

En estos textos hay frases que resaltan como la luz en la oscuridad:

a)...si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo...
Solo aquellos que viven en la presencia de Jehová podrán oír la voz de Dios; todo lo que no se sujete a esta verdad, son palabras nacidas del deseo y del corazón del hombre y no de Dios.

b)...lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras...
Hoy tal como antaño el corazón del hombre tiende a alejarse de su Dios, pues su continua búsqueda es la satisfacción y el deleite propios. Los profetas de Dios deben llamar a los hombres a rendirse bajo la mano poderosa de Dios, a hacer de Cristo Jesús el centro de sus vidas. Si no proceden de acuerdo a estos parámetros, es porque no les ha amanecido.

c)...yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas...
Lo que viene de Dios acerca el hombre a Dios; todo lo que hace del hombre el centro de él mismo no es de Dios.

d)...y ningún provecho hicieron a este pueblo...
El apóstol Pablo escribió “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Lo de Dios cae dentro de los límites señalados arriba, y trae provecho para esta vida y la vida venidera.

sábado, 8 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 23: 9-14

Jeremías 23: 9-14 – A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras. 10 Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta. 11 Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová. 12 Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová. 13 En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14 Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.

Leemos estas palabras y pareciera que hubieran sido escritas hoy, 2010. Tiempos pasados la Iglesia (mayormente) señalaba los pecados del mundo; y hoy, triste verdad, el mundo señala lo pecados de la Iglesia.

¿No hemos sido destinados a ser “la luz del mundo” y “la sal de la tierra”? ¿Qué alumbramos? ¿O las tinieblas que hay en nosotros compiten con las mismas tinieblas (Mateo 6:23)? ¿En vez de preservar la tierra contribuimos a su más rápido deterioro y corrupción? ¿Qué salamos? ¿Qué preservamos? ¡En vez de llevar la iglesia al mundo estamos trayendo el mundo a la Iglesia!

¿Cuándo entenderemos que el Reino de Cristo no es de este mundo? ¿Cuándo entenderemos que hemos sido llamados a “poner la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:2? ¿Cuándo entenderemos que debemos sembrar para el espíritu y no para la carne (Gálatas 6:8)?

Despertemos y, humillados delante de Dios, pidamos perdón por nuestras vidas que reflejan más del mundo que la de Cristo. Nuestro Dios es un Dios de amor y de misericordia, pero también es Dios de juicios. “Y si el juicio comienza por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios”? (1 Pedro 4:17)

Nos dice el Señor, nuestro Dios: “Vengan luego... y estemos a cuenta: si sus pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisieren y oyeren, comerán el bien de la tierra” (Isaías 1:18,19).

viernes, 7 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 31: 3

Jeremías 31: 3 – Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Con amor eterno te he amado; por lo tanto, te prolongué mi misericordia…
Tomando estas palabras para nosotros hoy día, ¿tu corazón no salta en el pecho tan solo al pensar que el Dios de todo el universo, el Creador de todo lo existente, te ama a ti, envió a su Hijo por ti?

No siempre en la vida cristiana podemos entender el amor de Dios hacia nosotros. Es en la medida que crecemos en Su conocimiento (no meramente conocimiento intelectual, sino entendimiento en el espíritu) y en Su verdad es que creceremos en el amor a Dios.

El amor a Dios tiene dos aristas: la primera es el amor de Dios hacia nosotros; y la segunda, es nuestro amor a Dios. Él nos amó primero, y como consecuencia de ese amor nosotros podemos amarlo a Él.

Cuando te sientas angustiado, solo, deprimido, tienes a tu lado a aquel que dijo: “Nunca te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Acude a Él, clama a Él, y Él te recogerá. Jesús dijo: Estaré contigo hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), y si Él lo dijo, lo hará.

¡Descansa en tu Dios, refúgiate en Cristo Jesús y hallarás descanso para tu alma!

Del libro de los Salmos: Salmo 107: 1

Salmo 107: 1 – Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

¡Dios es bueno y para siempre es su misericordia!
Para algunos de los hijos de Dios, estas palabras se han hecho palabras trilladas, lugar común.
Sin embargo, para el adorador, para aquel que se deleita en el Señor, por mucho que las repita, seguirán siendo palabras verdaderas, reales, y que a diario llenará sus corazones de regocijo y gratitud hacia el único Dios verdadero y a Jesucristo su Hijo.
¿Cuándo fue la última vez, que de todo corazón, pudiste decir: ¡Señor, eres bueno y tu misericordia ha estado sobre mí!?
¿Por qué no lo haces ahora? ¡Las acciones de gracias a Dios alegran el corazón!

Del libro de Jeremías: Cap. 29: 7

Jeremías 29: 7 – Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

El pueblo de Israel se sentiría muy mal en estar en tierra extraña, no entenderían la razón de rogar por sus enemigos. Pero Dios en su sabiduría siempre tiene la razón y siempre da el mejor consejo.

Usualmente a nosotros los hijos de Dios, cuando estamos en situaciones similares a las del pueblo de Israel, tendemos a maldecir (quejas, lamentos) el lugar y el momento en el cual nos encontramos. Sin embargo, fue el Señor quien los llevó al cautiverio. Babilonia solamente cumplió con su papel de ser instrumento y mensajero de Dios.

Si lo aplicamos a nuestras vidas, la mejor manera de hacer que lugares gravosos cambien de condición, es aplicar el mandato del Señor, y parafraseándolo podemos decir:
“Y procuren la paz del ‘trabajo’, ‘hogar’, ‘familia’, ‘vecindario’, ‘iglesia’ al cual los introduje, y rueguen por él a Jehová; porque en su paz tendrán ustedes paz”.

¿No te gusta tu trabajo? Ponlo delante de Dios; si le place a Él, te cambiará a otro lugar, pero mientras tal no se dé, bendiga e interceda por el trabajo actual.
¿No te gusta tu vecindario?¿Tu hogar?¿Tu familia?¿Tu iglesia? Aplica el mismo principio: bendecir e interceder, y te aseguro que dentro de no mucho tiempo notarás un cambio en tu apreciación hacia el objeto de tu disgusto.

En la medida que procuremos la paz de nuestro entorno, estaremos cumpliendo el mandato del Señor: “Seguid la paz con todos...”(Hebreos 12:14). E igualmente, al interceder por el ambiente donde nos encontremos, estaremos “sembrando” paz, y obviamente cosecharemos “paz”, “...pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).

miércoles, 5 de mayo de 2010

La oración de Habacuc

Habacuc 3: 17-19

Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.


Esta oración de Habacuc es tan hermosa y profunda que ha sido inspiración para canciones, disertaciones, escritos y otros dentro de la cristiandad.
Yo misma hice tres paráfrasis de la oración de Habacuc:
Primera: aplicada a la vida del creyente en el siglo XXI.
Segunda: aplicada a mi propia vida después de la intervención quirúrgica para extirpar un meningioma y sus secuelas (parálisis facial, hipoacusia, y otros).
Tercera: es el retrato de mi vida (muy bendecida por cierto) en mi caminar con Cristo Jesús.


Versión "vida diaria"

Aunque el salario no lo aumenten,
Ni baje el precio de la canasta familiar...
Aunque no haya plata en el bolsillo,
Y la despensa vacía esté...
Y me hayan cortado el agua y la luz se ha ido por el mismo camino,
Y hace meses que no pago la hipoteca de la casa...
Con todo, yo me alegraré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi proveedor
El cual hace mis pies maratonianos
Y en mis alturas me hace andar.


Versión “mi salud”

Aunque la parálisis no se me quite,
Ni el oído recobre su función...
Aunque el ojo no se cierre solo,
Y mi equilibrio no muestre una buena condición...
Y los años se hagan cada día más pesados,
Y no haya señales de que sean cambiados...
Con todo, yo me alegro en Jehová
Y me gozo en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi Dios Todopoderoso
El cual hace mis pies como de alpinista
Y en mis alturas me hace andar


Versión “mi vida”

Aún cuando lo que lo que nunca quise me alcanzó,
Y fuertemente me golpeó...
Aún cuando lo que siempre anhelé nunca llegó,
Pero sí, sufrimiento me añadió...
Y lo que tuve me fue quitado,
Y mucho por lo que luché se disipó...
Con todo, yo me alegro en Jehová
Y me gozo en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi Pastor
El cual hace mis pies como alas de águila
Y en mis alturas me hace andar.

Del libro de Habacuc

Algunos se preguntarán por qué interrumpo el libro de Jeremías para comentar el libro de Habacuc. Recuerden que estoy leyendo la Biblia Cronológica y Habacuc fue contemporáneo del profeta Jeremías.


Las quejas y las preguntas del profeta:

Habacuc 1: 2-4 – ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? 3 Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. 4 Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.


La respuesta del Señor al profeta.

Habacuc 1: 5-11 – Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. 6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. 7 Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. 8 Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar. 9 Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. 10 Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará. 11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.


Esta es una excelente forma de orar por nuestras naciones:

Habacuc 3: 2 – Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia.

Del libro de Jeremías: Cap. 17: 19 - 47: 2

Jeremías 18: 7-9 – En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. 8 Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, 9 y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar.

Jeremías 1: 10 – Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

En el verso 10 del capítulo 1 vemos el llamado de Dios a Jeremías, mientras que en los versos 7 a 9 del capítulo 18 vemos a Dios atribuyéndose las mismas funciones que había asignado al profeta.
Dios es quien hace la obra, Dios en quien arranca, derriba y destruye; pero utiliza a los hombres para declarar lo que Él hará, tal como utilizó al profeta Jeremías.
Dios es quien hace la obra, Dios es quien edifica y planta; pero utiliza a hombres para anunciar lo que Él hará. ¡Qué privilegio es el nuestro: ser parte del equipo de Dios!


Jeremías 5: 14-18 –Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. 15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. 16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, 17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. 18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?

El ministerio de Jeremías fue tan difícil que en distintas ocasiones su libro registra muchos de sus sentimientos; expresiones de impotencia, de pesar, de angustia. ¿Nos parecemos al profeta? Ciertamente, pero que también aprendamos de él. Que así como tuvo luchas y en ocasiones quiso tirarlo todo por la borda, permaneció. El punto no es esperar no tener batallas, luchas, contrariedades y cosas similares; la clave es que, a pesar de todo eso, permanezcamos y cumplamos la labor a nosotros asignada.

martes, 4 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 5:14 –17:18

Jeremías 5:19 – Y cuando dijeren: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en tierra ajena.

Somos salvos en y por Cristo Jesús para que sirvamos al único y verdadero Dios. Cuando, en nuestra soberbia, altivez y auto suficiencia, nos alejamos del Señor y “honramos” a otros “dioses” (mayormente el “dios yo”), acabamos por servir también a otros dioses en tierra extraña.
La Biblia dice: “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra” (Habacuc 2:20), es decir, en su presencia solo hay una voz y una voluntad. Esforcémonos para andar en Su voluntad y al sonido de Su voz a fin de que nunca acabemos en tierra ajena sirviendo a dioses extraños.


Jeremías 5:30,31; 6:13,14 – Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; 31 los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?
13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. 14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.


¿Estarán estas cosas ocurriendo en la Iglesia de Cristo hoy día?


Jeremías 9:23,24 – Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

En todo lo existente y creado, hay una sola cosa de la cual podemos y debemos estar golosos, insaciables, hambrientos y sedientos: conocer a Dios.
¡Qué privilegio que el Dios de todo lo existente y creado se nos dé a conocer a nosotros sus hijos! El Señor anhela darse a conocer a los suyos, pero solo lo hará al corazón que verdaderamente desea ese conocimiento. No conocer por conocer, sino el conocerlo para agradarlo, seguirle y servirle.

"Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová"(Oseas 2:20) son palabras del Señor dichas al profeta que muestran a quienes Dios se da a conocer: a los desposados con Él en fidelidad (los que viven en intimidad con Dios).


Jeremías 10:11 – Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos.

Me gusta este pasaje como modelo de petición de oración. Oremos:
Dios y Señor nuestro, cúmplase tu Palabra en las naciones y que desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos, los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra; y solo Tú Dios Todopoderoso, sea reconocido como el único Salvador y Señor de todo lo creado.


Jeremías 12:5 – Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?

En los inicios de su ministerio Jeremías comienza a hacerse aborrecible al pueblo, por su mensaje tan duro, de la tierra si bien él mismo no se daba cuenta de ello. Solo cuando el Señor se lo hace ver es que el profeta capta lo que sucede alrededor de él y se molesta (cf. Jeremías 12: 1-4), y lo escrito en el verso 5 es la respuesta de Dios a la queja del profeta.
– Corriste con los de a pie y te cansaron = lo que has pasado hasta ahora te agobia
– Contender con los caballos = ¿qué harás con lo que viene luego?
Y lo que sigue “si en la tierra de paz…. ¿cómo harás en la espesura del Jordán?”, significa lo mismo que lo explicado arriba.

Aplicación para nosotros hoy:
En ocasiones nos quejamos, nos lamentamos por cosas y casos baladíes, insignificantes…
Y nos queda por responder: Si con una ligera brisa nos afectamos tanto, ¿cómo enfrentaremos los grandes vendavales de la vida?
Animémonos y esforcémonos porque el Señor ha declarado que: “No nos ha sobrevenido ninguna tentación/prueba que no sea humana; pero fiel es Él, que no nos dejará ser tentados más de lo que podamos resistir, sino que dará también juntamente con la tentación/prueba la salida, para que podamos soportar” – 1 Corintios 10: 13.


Jeremías 17:7-10 – Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Gracias Señor porque podemos confiar en ti, podemos depender de ti. Eres fiel, justo y verdadero; eres el único que nos conoce tal y como somos y pese a ello (infieles, desobedientes, rebeldes, etc.) nos sostiene, nos alienta y nos establece. Gracias, Señor Jesús.

lunes, 3 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 1:1 – 5:13

Se estima que Jeremías nació alrededor del año 639 a.C., en la época en que Josías asciende al trono. La reforma religiosa de este rey comenzó a los ocho años de su reinado. Al poco tiempo murió el rey asirio Asurbanipal y Josías aprovechó un momento de debilidad en el imperio asirio para conseguir la independencia de Judá. Los caldeos emergían como una gran potencia, mientras los medos causaban dificultades a los asirios. Finalmente, el caldeo Nabopolasar (626–605 a.C.) logró romper la hegemonía asiria. Al mismo tiempo, el faraón Psamético (664–610 a.C.) consiguió librar a Egipto de la influencia asiria. Más o menos en ese tiempo Jeremías comenzó a anunciar en Jerusalén sobre las maldades de Jerusalén y el peligro que vendría del norte. [Lockward, A. (2003). Nuevo diccionario de la Biblia. (556). Miami: Editorial Unilit]

Este es un libro hermoso, y si lo permitimos y lo aplicamos a nosotros mismos, nos hablará al corazón.


Jeremías 2:5 – Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

Cuándo nos alejamos de Dios, ¿hacia dónde vamos?
Respuesta: Nos vamos “tras la vanidad”, y al hacerlo nos hacemos “vanos”.
El libro de Job registra: “El hombre vano se hará entendido, cuando un pollino de asno montés nazca hombre” (Job 11:12).
El apóstol Juan escribió: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).
Vanidad, vanos, vanagloria... donde caemos más y más hondo cuanto más nos alejamos de Dios.


Jeremías 2:7,8 – Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.
8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.


¿Cómo estamos nosotros? ¿Tomamos a Dios en cuenta? ¿Conocemos a Dios o nos hemos contentado con conocer “de” Dios? ¿Somos sumisos o rebeldes a Dios? ¿Andamos tras lo que verdaderamente aprovecha ?
Cada uno de nosotros tendrá que emitir su propia respuesta y vivir de acuerdo a ella.
¡Que podamos escoger las mejores partes (las de Dios), puesto que son las únicas que no nos serán quitadas!


Jeremías 2:13,17 – Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?

Los tiempos que vivimos son tiempos malos y peligrosos; el Señor nos insta a que nos volvamos y nos aferremos a Él de todo corazón. Esta es y siempre será única forma de permanecer en las sendas preparadas para nosotros los hijos de Dios.
Muchas de las malas cosas que nos ocurren son productos de nuestras propias malas decisiones; decisiones generadas sin tomar a Dios en cuenta.
¡Seamos sabios, rindámonos de todo corazón al Rey de reyes y Señor de señores!

Leyendo la Biblia a diario

Desde hace varios años he logrado, gracias a Dios, leer la Biblia entera en 365 días. Posteriormente, una querida amiga y hermana en la fe me comentó sobre "la Biblia en 90 días", lo que significaba leerla en tres meses. Fui desafiada y lo hice, encontrando en ello una gran bendición.

Seguidamente compré la Biblia Cronológica, versión Reina Varela 1960, escrita en el orden cronológico de los distintos eventos registrados en las Escrituras y ha sido revolucionario en mi vida.

Desde que empecé a leer la Biblia entera cada año, y en estas dos últimas experiencias, me he acostumbrado a tener al lado un cuaderno o libreta en donde anotaba lo que más me tocaba de los pasajes leídos a diario.

No obstante, fue solo cuando comencé a leer la Biblia en 90 días que decidí escribir cada día en mi cuaderno, ya fuera la aplicación de algún texto que me tocara el corazón, o en su defecto, escribiría algunos textos (copiados textualmente) que me agradaran o que me agraden desde siempre.

Y la verdad es que esta nueva forma revolucionó mi vida en relación a la Palabra de Dios. He experimentado un mayor amor, deseo y hambre por la Biblia, que cada día me bendice y me alimenta.

Finalmente, aprovechando las facilidades de la web, decido iniciar este blog, en donde registraré todo lo interesante que vea en la Biblia en el momento que la esté leyendo, y en otro caso, escribiré versículos que me tocan el corazón.

No obstante, como no es la primera vez que leo la Biblia, muchas de las grandes verdades vistas y entendidas en tiempos anteriores tal vez no se verán registradas en este tiempo.

¿Mi motivación? Animar a mis hermanos creyentes a descubrir y escribir sobre las maravillas de la Palabra de Dios y que seamos testigos de su impacto en nuestras vidas.