viernes, 7 de mayo de 2010

Del libro de Jeremías: Cap. 31: 3

Jeremías 31: 3 – Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Con amor eterno te he amado; por lo tanto, te prolongué mi misericordia…
Tomando estas palabras para nosotros hoy día, ¿tu corazón no salta en el pecho tan solo al pensar que el Dios de todo el universo, el Creador de todo lo existente, te ama a ti, envió a su Hijo por ti?

No siempre en la vida cristiana podemos entender el amor de Dios hacia nosotros. Es en la medida que crecemos en Su conocimiento (no meramente conocimiento intelectual, sino entendimiento en el espíritu) y en Su verdad es que creceremos en el amor a Dios.

El amor a Dios tiene dos aristas: la primera es el amor de Dios hacia nosotros; y la segunda, es nuestro amor a Dios. Él nos amó primero, y como consecuencia de ese amor nosotros podemos amarlo a Él.

Cuando te sientas angustiado, solo, deprimido, tienes a tu lado a aquel que dijo: “Nunca te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Acude a Él, clama a Él, y Él te recogerá. Jesús dijo: Estaré contigo hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), y si Él lo dijo, lo hará.

¡Descansa en tu Dios, refúgiate en Cristo Jesús y hallarás descanso para tu alma!

2 comentarios: