Salmo 55: 16-18 – En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque contra mí haya muchos.
En cuanto a mí… Es una decisión; yo soy quien debe decidir; yo y nadie más.
A Dios clamaré…y me salvará… A la decisión le sigue la acción. Al decidir y hacerlo, entro en el reposo divino y la seguridad de que Él me salvará, hará que todo mi ser experimente Su paz.
Tarde y mañana… Habla de continuidad, de todo el tiempo. Lo que nos lleva a la exhortación del apóstol Pablo a los tesalonicenses: “Orad sin cesar” (1 Tes.5: 17). Igualmente habla del Dios que “aún no está la palabra en mi lengua y tú ya la conoces toda” (Salmo 139: 4).
Él redimirá en paz mi alma… Alma, es decir, mi voluntad, mente y emociones. ¿Y dónde está el secreto de esa paz? Lo dijo el profeta: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
Y mientras la paz de Cristo guarde nuestros corazones y pensamientos, aun cuando el cerco que nos agobia sea asustador, estaremos bien, pues Él peleará por nosotros.
En el mercado de esclavos
Hace 10 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario