miércoles, 6 de abril de 2011

De la Epístola a los Hebreos: Cap. 12: 1-3

Hebreos 12: 1-3 – Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Nosotros, los que hemos entregado nuestras vidas a Jesucristo, estamos en una carrera. La única forma de permanecer con ánimo en esa carrera es manteniendo los ojos puestos en Jesús. El mundo, el diablo y la carne van a hacer todo lo posible para quitarnos el ánimo; quieren vernos desalentados y desanimados.

En la carrera que estamos debemos despojarnos de todo peso para poder correr con libertad y no ser asediados por el pecado. Si caminamos en vez de correr debido al peso que cargamos, seremos alcanzados por el pecado y no tendremos fuerzas para saltar los obstáculos – obstáculos aparentes – pero que servirán para hacernos soldados de verdad y no soldaditos de azúcar o de chocolate, que por cualquier llovizna o calor se deshacen o se derriten.

Dios nunca hace las cosas sin un propósito en nuestras vidas. Estos son los “aparentes obstáculos” en la carrera que tenemos por delante. En esa carrera el mundo espiritual de maldad tira sus “cáscaras de guineo” para que al saltar estos obstáculos tú y yo resbalemos y caigamos. Si estamos caídos es más fácil que seamos alcanzados por el pecado; y en el suelo la tendencia del cristiano es desanimarse.

Muchas de las cosas que suceden en nuestras vidas son permitidas por Dios y por Su voluntad; sirven para fortalecernos, a fin de que aprendamos a confiar en Él. Son para bendición, pero el diablo intentará convertirlas en maldición.

¡Mantén tus ojos en Cristo Jesús, mantén tus manos en el arado, mantén tu fe en acción y serás más que vencedor!

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