2 Crónicas 29: 11 – Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.
Estas fueron palabras del rey Ezequías cuando al suceder en el trono a su padre Acaz, ordena que al templo de Dios lo limpien y que sea santificado. Acaz fue un rey idólatra, que pecó gravemente contra Jehová; no así su hijo Ezequías, que fue un nombre temeroso de Dios.
Ezequías, aproximadamente en el año 700 a.C., ordena la limpieza del templo a los levitas, los encargados según la ley del Señor del cuidado y mantenimiento del Tabernáculo en el pasado y en el tiempo actual de Ezequías del templo.
Al leer dicho texto muchos lo verán solamente como un registro histórico, desconociendo lo dicho por el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15: 4).
Además, está vigente lo registrado por los apóstoles Pedro y Juan:
1 Pedro 2: 9 – Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Apocalipsis 1: 6 – Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Si en aquel entonces el mandato era para los levitas, quienes por fuerza de ley eran los encargados del servicio en el templo de Dios, hoy el mandato es para todo aquel que sea parte de la familia de Dios –los nacidos del Espíritu, los que recibieron y dieron lugar a Jesucristo en sus vidas.
“No os engañéis…” Utilizando estas palabras, hago aquí un paréntesis y agrego: No utilicemos subterfugios mentales o lingüísticos para desestimar los mandatos divinos trazados desde Génesis hasta Apocalipsis. Los eventos, incidentes, registros ligados a la cultura, al entorno, eran solo eso. No obstante, los principios bíblicos, sin consideraciones de entorno o circunstancia, siguen siendo hoy tan válidos como lo fueron en su momento histórico. No juguemos a malabarismos bíblicos para sortear lo que nos desagrada o lo que no queremos aceptar para nuestras vidas.
“Dios os ha escogido a vosotros para que estéis delante de Él…”
Este es tu lugar y el mío; es vivir de acuerdo al “slogan” de Elías: “Vive Jehová en cuya presencia estoy”. Elías, quien vivió en el período de la ley, mostró un entendimiento sorprendente de lo que es vivir en la presencia de Dios, hecho éste desconocido por incontables creyentes que viven en el período de la gracia.
“… le sirváis… seáis sus ministros… le queméis incienso…”
Servir a Dios en todo lo que hagamos y dondequiera estemos.
Sus ministros... dar a los demás de lo que Él nos ha dado en todo tiempo y lugar.
Quemar incienso… una vida de oración, clamor e intercesión, aunados a la adoración.
Este es nuestro llamado más alto como hijos de Dios que somos gracias a la salvación en y por Cristo Jesús.
¿Cómo estás tú? ¿Le sirves?
¿Eres su ministro? ¿Le quemas incienso?