miércoles, 30 de marzo de 2011

Del libro de los Salmos: Salmo 30: 6,7

Salmos 30: 6, 7 – En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido, porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado.

Incontables veces, debido a que nos sentimos muy bien nos auto gratificamos y creemos incluso, que somos favoritos de Dios y caemos en el orgullo disfrazado de satisfacción. ¿Y qué hace Dios? Esconde Su rostro y nos alcanza la turbación. Dios no nos da para nuestro propio goce o satisfacción, sino que todo debe ser para Su gloria y extensión de Su reino.

Igualmente, se puede dar el caso que al hacer cualquier cosa para Dios nos llenamos de satisfacción y sin darnos cuenta queremos seguir haciéndolas porque eso nos gratifica. ¿Y qué puede ocurrir? El Señor nos quita todo sentimiento, toda emoción y nos turbamos.

Cuando nos pase algo similar, examinémonos para ver si no hay algún pecado sin confesar, lo que explicaría la pérdida del gozo. Sin embargo, si no hubo pecado, habrá sido el Señor que quitó toda emoción para que, ya sea que le sirvamos u oremos, cantemos o ministremos, sea por amor a Él y no por lo que podamos sentir o experimentar. Ya lo dijo el salmista: “En su templo todo proclama su gloria” (Salmo 29:9).

martes, 29 de marzo de 2011

Del libro de Isaías: Cap.6:5-8

Isaías 6: 5-8 à Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

El texto registra el encuentro de Isaías con la santidad de Dios y su reacción frente a ello. Y surge la pregunta divina: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Isaías pudo responder: “Heme aquí, envíame a mí”.

La respuesta a la pregunta divina debería ser fácil, pero no lo es. Isaías lo pudo hacer porque él llenó ciertos requisitos. Antes de que alguien pueda contestar tal como contestó el profeta, es necesario que ocurran varias cosas:
1. Que lo grande en nosotros muera: Todo lo que en nuestras vidas es más grande que Dios debe morir, o por lo menos menguar notablemente.
2. Ver al Señor: Tener conciencia de su soberanía y de su presencia en nuestras vidas.
3. Tener conciencia de la santidad de Dios: Significa buscar diligentemente la santificación. Ya no nos creeremos sin pecado, sino que ahora más que nunca nos comenzaremos a vernos tal y como somos; reconoceremos que sin Dios no lo podemos lograr.
4. Haber reconocido de todo corazón que si no hubiera sido por Jesús todavía estaríamos en nuestros delitos y pecados.

Cuando estos puntos se cumplan, o por lo menos comiencen a darse en nuestras vidas, podremos oír la pregunta del Señor y contestarla. “Heme aquí, envíame a mí…” Y después que estos pasos se cumplan vendrá la dirección clara de lo que Dios quiere que hagamos.

lunes, 28 de marzo de 2011

Del libro de Cantares: Cap. 1:1,2

Cantares 2: 1, 2 – 1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón. 2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.

El libro se inicia con las palabras “Cantar de los cantares, el cual es de Salomón”, mostrándonos quien es el autor –Salomón– y especificando qué tipo de texto es este libro. No es un “cantar” solamente, es un “Cantar de los Cantares”, es decir, entre los más, el mejor; dicho de otra manera, es “el más entre los más”, “el más de los más”.

¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
“Si él me besara…”
El beso es intimidad, el beso es necesidad, el beso es deleite. Puede indicar un deseo de algo que todavía no lo es, un anhelo de que suceda; es algo que se imagina, que se sueña pero que todavía no se ha logrado. Sin embargo, es necesaria esta fase antes de la consecución de lo deseado. Es necesario el deseo de tenerlo antes de poseerlo. Si no hay el deseo ardiente de lograrlo no se logrará. ¡Si así funcionan las metas, los propósitos en el mundo natural, cuanto más el mundo espiritual!

“…mejores son tus amores que el vino”. El pasaje es de doble significado. El vino representa gozo, alegría, exuberancia. Es lo máximo para alcanzar placer, satisfacción. Pero los amores con el Señor superan todo eso. En otras palabras, podrá haber muchas cosas que generen satisfacción al alma del hombre pero nada se compara con la satisfacción que viene de la relación íntima y profunda con el Señor.
También puede significar la historia de una vida que conoció la intimidad con su Señor y la ha perdido y la añora ansiosamente. Una vida que vivió cerca de su Señor, que experimentó sus amores, que supo que dichos amores fueron mejores que cualquier otro amor y por alguna razón lo perdió y ahora lo desea nuevamente. Puede imaginar cómo es porque lo ha vivido, pero en el presente no lo tiene. Y aunque sabe que no lo tiene, que lo ha perdido, lo está deseando, lo está buscando desesperadamente.

¿En cuál fase está usted? ¿Lo ha tenido y lo ha perdido o nunca lo ha tenido?
Le tengo buenas noticias. Cualquiera sea su situación esta palabra es para todos.
Tan pronto reconocemos nuestra necesidad y venimos a Cristo el Señor recibiremos respuesta.

Oremos: Señor Jesús, anhelo más intimidad contigo; sé que tus amores son mejores que cualquier otra cosa, lo he conocido, pero sé que hay más. Lo necesito urgentemente, llévame a una nueva intimidad contigo, quiero más cercanía, más proximidad. Yo sé que lo tuyo es lo mejor, pero a veces vivo como si no lo fuera. No quiero solamente “saber” que tus amores son mejores que otras cosas, sino que quiero vivirlo día tras día. ¡Ayúdame, Salvador, dame más de ti!

sábado, 26 de marzo de 2011

LOS “YO SOY” DE JESÚS

“Yo soy la puerta, si alguien entra por mi será salvo, entrará saldrá y hallará pasto” (Juan 10:9).

“Soy el pan de la vida, el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mi nunca tendrá sed”
(Juan 6:35).

"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador”
(Juan 15:1).

“Yo soy el alfa y la omega, principio y fin...el que es y el que era y que ha de venir, el Todopoderoso”
(Apocalipsis 1:8).

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi, aunque muera vivirá, y todo aquel que vive y cree en mi no morirá para siempre”
(Juan 11:25,26).

“Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no es por mí”
(Juan 14:6).

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mi nada podéis hacer”
(Juan 15:5).

“Yo soy el buen pastor, el buen pastor da su vida por las ovejas”
(Juan 10:11)

jueves, 24 de marzo de 2011

Del libro de Jueces: Cap. 16:16-20

Jueces 16: 16-20 – Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.

Hay muchas frases en la Biblia que tocan e impresionan el corazón. Sin embargo, estas palabras: “…Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él”, ¡me aterran! La frase golpea, asusta y estremece a todo aquel que ha rendido su vida a Cristo Jesús. “A mí, no”, dirán algunos; “yo nunca me apartaré de Dios”. A éstos me remito a las palabras del apóstol Pablo: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Sansón se había acostumbrado de tal manera a su fuerza, es decir, al recurso provisto por el Señor, que no se detuvo a analizar su propia vida ajena a la voluntad de Dios. Siguió viviendo en sus desvaríos, con ocasionales victorias “para Dios”, jugando con la gracia divina hasta que perdió tolo lo que tenía. Tal vez entonces, solo tal vez, pudo darse cuenta que todo lo que tenía había venido de Dios.

¿Podemos nosotros, los creyentes del siglo XXI, acostumbrarnos tanto a la parafernalia cristiana que no nos percatemos que Dios se haya apartado de nosotros?

En el mundo en que vivimos, un mundo sumamente permisivo, tolerante (solo para aquellos que comulgan su desenfreno) y con mucha libertad de expresión (para llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno) urge que estemos apercibidos de los tiempos que vivimos. No somos ciudadanos de este mundo, solo estamos de paso, y que nuestro transitar por esta vida deje una estela de luz que lleve a los demás a Cristo Jesús.

¡No juguemos con la gracia y la misericordia de Dios! ¡No juguemos con los recursos que el Señor ha puesto en nuestras manos con la finalidad de extender su reino! ¡El tiempo es corto, aprovechémoslo!

¡Cuídese mucho! ¡No vaya a ser que un día despierte solo para darse cuenta de que hace tiempo Dios se ha ido de su vida!

miércoles, 23 de marzo de 2011

Del libro de Josué: Cap. 5:13-15

Josué 5: 13-15 – Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Antes de la toma de Jericó Josué tiene un encuentro con la santidad de Dios: “…quita el calzado de tus pies… el lugar donde estás es santo”. Antes de que Moisés sacara al pueblo de Dios de Egipto, igualmente tiene un encuentro con la santidad de Dios: “quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que… estás, tierra santa es” (Éxodo 3:5).
Las grandes victorias en Dios, con Dios y para Dios solo se podrán dar cuando hayamos entendido que Dios es santo, y que estemos dando pasos en este sentido. La santidad de Dios no es un tema negociable para el creyente. Sin santidad nadie verá al Señor, registra la bendita Palabra de Dios (Hebreos 12:14). Yo habito en la altura y en la santidad, dijo el Señor (Isaías 57: 15).

Oremos: Dios, que tu Santo Espíritu que habita en nosotros nos encamine cada día más en el camino de la santidad; que nada ni nadie nos desvíe de estas sendas preparadas para nosotros tus hijos.

Del libro de Josué: Cap. 5:10-12

Josué 5: 10-12 – Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

Y el maná cesó… En muchas ocasiones (casi siempre) lo de Dios cuenta con un fin específico, un propósito por realizar. Tan pronto se cumple dicha meta, lo que antes había o se recibía de parte de Dios, cesa.

Lo dijo el Predicador: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).

Oremos: Señor, ayúdanos a entender cuando lo que fue ya no es, y que lo podamos soltar. Igualmente ayúdanos a no rechazar lo nuevo que nos das por añorar lo que fue y ya no es.