¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor?
¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en
balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor.
Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar. (Proverbios 23: 29-35).
No hay comentarios:
Publicar un comentario