Del libro: Levítico 18:3, 4.
No se comporten como la gente de Egipto, donde ustedes vivían, o como la gente de Canaán, adonde los llevo. No deberán imitar su estilo de vida. Ustedes deben obedecer todas mis ordenanzas y asegurarse de obedecer mis decretos, porque yo soy el SEÑOR su Dios. Si obedecen mis decretos y mis ordenanzas, encontrarán vida por medio de ellos. Yo soy el SEÑOR. Levítico 18:3-5 NTV.
Tus palabras permanecen para siempre, Señor. Lo que era verdadero ayer lo sigue siendo hoy.
Gracias, pues debido a tu inmutabilidad podemos vivir seguros, firmes y constantes pese a que nos movemos en un mundo inseguro, inestable e inconstante.
Ni Egipto, es decir, lo que fuimos antes de que tu liberación nos alcanzara.
Ni Canaán, las costumbres y usanzas del mundo donde vivimos, sino tus normas, tus estatutos, tus mandatos.
Danos ojos de ver y oídos de oír para que nuestros pasos se mantengan en la senda antigua; tus sendas, Señor, no las del mundo ni las nuestras.
Ni Egipto ni Canaán, sino la Tierra Prometida que tenemos en esta vida (Juan 10:10) y la que nos espera en el futuro.
En el mercado de esclavos
Hace 10 años