12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.
Cuán difícil nos es entender cómo la opresión y persecución pueden hacer que el pueblo de Dios crezca y se multiplique. No obstante, aunque no lo entendamos, es un hecho.
A nivel individual, si nos apegamos más al Señor, la opresión nos hará crecer y multiplicar las obras de justicia que realicemos para Dios.
Es deseable que frente a la persecución y similares, no las desaprovechemos, sino que estas mismas situaciones difíciles nos lleven a aferrarnos al Señor y a no soltarnos por nada ni por nadie.
Dios es fiel, y si permite muchas cosas en nuestras vidas no es para destruirnos, sino para que seamos conformados a la imagen de Cristo.
No nos desanimemos ni cuestionemos a nuestro Padre celestial, más bien corramos a sus brazos de amor y recibamos de él todo lo necesario para hacer frente a la dificultad que estemos confrontando.
Con Dios somos más que vencedores, ¡firmes y adelante siempre!
En el mercado de esclavos
Hace 10 años